La Tierra habla por sí misma.
A través de sus hijos, sus semillas.
También nosotros, hombres y mujeres.
Seres humanos.
Semillas y humanos.
Hermanos semilla que compartimos el mismo seno amoroso y generador de vida.
El mundo es un jardín
lleno de flores, plantas y cosas preciosas.
De animales y humanos.
De animales-humano.
Porque somos lo mismo.
Somos la semilla del origen, el origen de todo,
ese mismo todo que antes nos dio origen.
La Botica del Edén: un lugar, una actitud, una forma de ser.
Una filosofía en la vida.
Es un compromiso con el planeta y todo lo que en él habita.
Con nosotros mismos y con los demás, que seguimos siendo nosotros.
Cosechamos el fruto divino de la Tierra para cuidar el fruto divino en nosotros.